Aunque el estudio sobre los procesos fisiológicos relacionados con la criptobiosis, la supervivencia a condiciones extremas y la aplicación de dichos procesos en ámbitos como la Biomedicina son los que más llaman la atención respecto los tardígrados, sólo la comprensión de su biodiversidad y evolución nos darán las claves y el marco teórico y práctico para poder determinar esos procesos fisiológicos. Entender cómo se estructura la biodiversidad y los mecanismos evolutivos implicados vertebran la biología de los tardígrados, y son el objetivo de los estudios filogenéticos. Los tardígrados presentan, como animales microscópicos, una serie de características que los hace organismos «no-modelos» ideales para estudiar cuestiones evolutivas. Por un lado, son animales (organismos multicelulares), y por tanto están emparentados genealógicamente con el resto de los animales, sea cual sea su tamaño. Y, por otro lado, son microscópicos y, por ello, comparten con otros organismos microscópicos (en su gran mayoría organismos unicelulares) el hábitat, los recursos y ciertas características biológicas, como, por ejemplo, la teórica capacidad pasiva de dispersión (mediante las corrientes de aire, otros animales o la lluvia) en distancias ilimitadas, o estados de latencia con una lata tasa de supervivencia a condiciones extremas.
Bases del estudio filogenético en el phylum Tardigrada
Al abordar el análisis filogenético de cualquier grupo es importante estudiar y precisar dos puntos determinantes: 1) verificar su monofilia y 2) comprobar la existencia de registro fósil relacionado, lo que puede facilitar la interpretación de las características que se observan en los representantes actuales. Con respecto a estos dos puntos los datos con que actualmente se cuenta son los siguientes:
1) La monofilia del phylum Tardigrada se ha establecido por:
i) dos sinapomorfías morfológicas: la existencia del nervio que va desde los lóbulos laterales del protocerebro al primer ganglio ventral y el tipo de estructura que tienen sus manchas oculares (Nielsen, 1995), y
ii) el análisis de diversas secuencias moleculares (Nielsen, 2003).
2) El registro fósil relacionado con este phylum es escaso, difícil de interpretar y tiene pocos caracteres que sean comparables con las formas actuales (Dewel y Dewel, 1997). El primer registro fósil relacionado con los tardígrados se encontró en Canadá (Ewing, 1937), en unos depósitos de ámbar del Cretácico Superior existentes en el Lago Cedar y formados hace 60 millones de años. Allí se encontraron un heterotardígrado juvenil y dos eutardígrados de la especie extinta Beorn leggi (Cooper, 1964), probablemente pertenecientes a la familia Macrobiotidae, con formas muy parecidas a las especies modernas (Kinchin, 1995). El siguiente descubrimiento fue el de un fósil de un huevo de la especie Macrobiotus hufelandi, perteneciente al Cuaternario Travertino de la era pre– issian, de hace menos de 1,5 millones de años (Durante y Maucci, 1972). Más recientemente, Bertolani y Grimaldi (2000) encontraron un fósil en unos depósitos de ámbar en New Jersey, que se ha podido atribuir al Cretácico Superior Turoniense (hace 90 millones de años). Este fósil, denominado Milnesium swolenskyi, también es muy parecido a las especies actuales (Bertolani y Grimaldi, 2000). Finalmente,hay unos fósiles, cuya descripción aún no está publicada, pero cuyos datos preliminares se encuentran disponibles en Internet (Maas y Waloszek, 2001) encontrados en unos depósitos de un tipo de roca denominada Orsten.Se hallaron en Siberia, Rusia (formación Kuonamka, área Lena). Se trata de cuatro fósiles reconocidos como tardígrados y pertenecientes al Cámbrico Medio, hace unos 530 millones de años (Maas y Waloszek, 2001).
Relaciones filogenéticas del filo Tardigrada con otros fila de invertebrados
La posición filogenética del phylum Tardigrada respecto a otros phyla de invertebrados es incierta, ya que comparten caracteres tanto con Arthropoda y Onycophora como con el complejo de Ascheminthes -Rotifera, Gastrotricha, Nematoda, Nematomorpha, Kynorhyncha, Priapulida, Acanthocephala y Loricifera- (Nelson, 1982). Algunos análisis, basados en caracteres morfológicos, relacionan a los tardígrados con otros phyla de aschelmintos (Nelson, 1982; Nielsen, 1995), mientras que en otros trabajos, realizados con caracteres morfológicos y moleculares, aparecen como grupo hermano de Arthropoda (Garey et al., 1996; Giribet et al., 1996; Garey et al., 1999).El estatus morfológico y molecular de los tardígrados, que los sitúa entre todos los phyla mencionados, ha provocado una gran controversia entre los especialistas del grupo, respecto a su ubicación dentro del reino Animalia. En la Figura se muestran cuatro de las últimas filogenias morfológicas y/o moleculares que se han planteado y que implican al phylum Tardigrada. Como ya se ha indicado, la morfología de los tardígrados presenta caracteres compartidos con diversos phyla de invertebrados. La boca de los tardígrados se podría haber formado de la misma manera que el aparato circunoral de Onycophora (Dewel et al., 1992). La presencia de las láminas del anillo circunoral del fósil Cámbrico Anomalocaris (asociado a Tardigrada y Onycophora) (Whittington y Briggs, 1985; Chen et al., 1994), harían de la boca en anillo un carácter plesiomorfopara el clado Arthropoda y Lobopodia (también denominado Proarthropoda y formado por Onycophora y Tardigrada) (Dewel y Dewel, 1996). Otros caracteres del clado Arthropoda-Lobopodia que también se considerarían plesiomorfos serían (Nielsen, 1995; Dewel y Dewel, 1996): una cabeza formada por tres segmentos, la presencia de apéndices cefálicos, la diferenciación de los segmentos en dorsal-ventral y en anterior- osterior, la especialización del intersegmento para la recepción sensorial, una cutícula corporal con colágeno y quitina que se muda, un estado larvario o adulto que presenta una banda de cilios sobre células multiciliadas, manipulación del alimento con las patas modificadas, un sistema circulatorio de espacios hemales y celómicos confluentes (mixocoel) y protonefridios. Nematoda y Loricifera, al igual que Tardigrada, presentan una faringe trirradiada mioepitelial. La faringe de los nematodos, a diferencia de la de los tardígrados, posee un tejido glandular intrafaríngeo con diversas secciones especializadas y presenta un patrón decélulas musculares e inervación nerviosa distintos. Sólo la faringe de los representantes de la familia Nanaloricidae (Loricifera) tiene estructuras tipo placoide, homólogas a las de los tardígrados (Eibye-Jacobsen, 2001). Los túbulos de Malpighio de los tardígrados se caracterizan por la total ausencia de estructuras ciliares, típicas de los protonefridios y los metanefridios de Protostomados (Møbjerg y Dahl, 1996). Esta condición hace que la relación propuesta por Weglarska (1980), entre los túbulos de Malpighio de los tardígrados y el protonefridio de los rotíferos, sea improbable (Møbjerg y Dahl, 1996). El sistema en H de los nematodos es, presumiblemente, un protonefridio modificado (Kristensen y Hay- chmidt, 1989), que, como la mayoría de los nefridios, abren al exterior por un poro excretor (Wright, 1991); tampoco hay muchas indicaciones de la homología sugerida por Weglarska (1987b) entre el sistema en H de los nematodos y los túbulos de Malpighio de los tardígrados (Wright, 1991). Las similitudes entre ambos sistemas probablemente se deban a procesos de convergencia y deben tratarse como analogías (Møbjerg y Dahl, 1996). La morfología de los gametos masculinos, otro carácter importante, no arroja mucha luz al problema, ya que los gametos de los heterotardígrados están más relacionados con los de Annelida que con los de Arthropoda (Rebecchi et al., 2000b). Sin embargo, los espermatozoos de los eutardígrados, los más especializados dentro de Tardigrada, alcanzan el grado de especialización encontrado en Arthropoda.
Una característica que ha sufrido gran cantidad de cambios a lo largo de la evolución es el tamaño corporal, por lo que podría ser importante reconstruir la evolución del tamaño dentro de cada phylum (Schmidt-Rhaesa, 2001). En el caso de Tardigrada, continúan existiendo dos preguntas abiertas: ¿se trata de un proceso de pedomorfosis (juveniles maduros sexualmente, bien por una aceleración en la maduración de las gónadas, progénesis, o bien por un desarrollo somático retardado, neotenia)?; y ¿se produjo en la rama de los tardígrados o en un antecesor anterior? (Schmidt- haesa, 2001). El estudio de los caracteres morfológicos de diversos phyla de invertebrados ha desembocado en dos teorías que ubican a Tardigrada junto a Aschelminthes o junto a Arthropoda, en función de los caracteres que se utilicen (Nielsen, 1995). En el primer caso, “Teoría de los Aschelminthes”, las diferencias entre ambos taxones se basan en caracteres que se encuentran en las siguientes estructuras: las sensilas, el tipo de cutícula de los heterotardígrados, la ultraestructura de la faringe, el número constante de células en ciertos órganos [en este caso, se debe tratar como un carácter, de la misma naturaleza, por ejemplo, que los ojos; en sí su presencia no es un carácter filogenético, pero es importante poderlo considerar homólogo (Nielsen, 1995)] y la capacidad de entrar en criptobiosis. En el segundo caso, la presencia de patas articuladas con músculos intrínsecos en Tardigrada, homóloga a las de Arthropoda, supone el eje central de la “Teoría de los Arthropoda” (Nielsen, 1995). Otros caracteres que relacionan a Arthropoda y Tardigrada se encuentran en el sistema nervioso central. Por un lado, la cadena ventral de ganglios con conectivos pareados es similar en ambos grupos, y, por otro lado, el cerebro de los tardígrados y de los artrópodos presenta las mismas regiones: protocerebro, deutocerebro y tritocerebro, que se pueden representar mediante el siguiente esquema (Dewel y Dewel, 1996; Nielsen, 1995).
Otro carácter que se interpreta como sinapomorfía del clado formado por tardígrados y artrópodos es la pérdida tanto del sistema hemal como del corazón, si bien hay que remarcar que la pérdida de un carácter es un argumento muy débil. El bajo nivel de resolución de la posición filogenética de los tardígrados no parece haber mejorado mucho con los últimos estudios moleculares que los ubican como grupo basal tanto de Arthropoda como de protostomados celomados (Moon y Kim, 1996), entre Priapulida y Arthropoda (Winnepenninckx et al., 1995), o como grupo hermano de Arthropoda (según estudios de la secuencia del ADNr 18S, aunque hay autores (Abouheif et al., 1998) para los que el ARN 18S no sólo no es útil para la reconstrucción filogenética entre los phyla de Metazoa, sino que las politomías que aparecen no son evidencia de la explosión cámbrica (Giribet et al., 1996; Garey et al., 1996; Garey y Schmidt-Rhaesa, 1998). El análisis de ADNr (Garey et al., 1996) mostró que los tardígrados eran miembros de un clado que incluía a artrópodos y priapúlidos, lo que quizá explicaría por qué los tardígrados tienen caracteres de ambos grupos. Un problema añadido es que en muchos de estos trabajos no se incluye todos los phyla involucrados (Dewel y Dewel, 1997), como por ejemplo Onycophora, en el trabajo de Giribet et al. (1996). De hecho, muchos son los trabajos que relacionan a Arthropoda, Tardigrada y Onycophora en un mismo clado, Panarthropoda, aunque las relaciones entre ellos no parecen estar resueltas (Peterson y Eernisse, 2001). Hay estudios en los que Arthropoda y Onycophora son grupos hermanos, siendo Tardigrada el grupo basal de Panarthropoda (Peterson y Eernisse, 2001). Otros trabajos presentan a Arthropoda y Tardigrada como grupos hermanos, siendo Onycophora el grupo basal (Giribet et al., 1996; Garey et al., 1996; Garey y Schmidt-Rhaesa, 1998; Zrzavy et al., 1998). Finalmente, otros autores ubican a Tardigrada y Onycophora como grupos hermanos y a Arthropoda como grupo basal (Giribet y Ribera, 2000). Es decir, prácticamente todas las posibles combinaciones han sido propuestas. Tradicionalmente la división de los animales bilaterales se ha venido realizando según el grado de desarrollo del celoma, creándose tres grupos: Acelomados, Pseudocelomados y Celomados (que estáformado por Protostomos, Deuterostomos y Lophophorados). Sin embargo, la inclusión de diversos estudios moleculares (secuencias de ADNr, secuencias de genes hox, etc.) dio lugar a que esta última división se realizara según el tipo de división celular de la blástula, formándose dos grupos: Deuterostomos y Protostomos, que incluye a su vez dos clados, Ecdysozoa y Lophotrochozoa (Figura 2.8.2.C) (los protóstomos tienen la división celular de la bástula en espiral, a partir del eje polar, mientras que los deuteróstomos tienen división paralela o perpendicular a dicho eje) (Adoutte et al., 2000). Este cambio ha provocado un giro en la interpretación de la evolución de los animales bilaterales, ya que, por un lado, supone que el celoma se ha desarrollado en diversas líneas evolutivas y, por otro lado, se ha abandonado la idea de reconstruir la morfología actual de estos animales mediante un aumento de la complejidad morfológica, a partir de la anatomía de líneas actuales “primitivas” (Adoutte et al., 2000). Así, los grupos menos complejos se habrían simplificado de forma secundaria, tanto a nivel morfológico como molecular (Adoutte et al., 2000). El clado Ecdysozoa fue creado por Aguinaldo et al. (1997), a partir del estudio de unas secuencias de ADNr. Ecdysozoa está formado por aquellos grupos que mudan lacutícula: Nematoda, Nematomorpha, Panarthropoda (Arthropoda, Tardigrada y Onycophora) y Cephalorhyncha (Kynorhyncha, Priapulida y Loricifera), siendo su grupo hermano Lophotrochozoa (animales con lofóforo como sistema de alimentación y larva trocófora), que integraría a: Bryozoa, Entoprocta, Platyhelminthes, Pogonophora,Brachiopoda, Nemertea, Annelida, Echiura, Mollusca, Sipunculida, Gnatostomulida y Rotifera (Adoutte et al., 2000). La existencia del superphylum Ecdysozoa se ha corroborado mediante el análisis de la secuencia completa del ADNr 18S (Aguinaldo et al., 1997), los genes hox (de Rosa et al., 1999) y los genes de elongación del factor 1-alpha (EF1a) (Garey y Schimdt-Rhaesa, 1998). Entre las evidencias que soportan la existencia del clado Ecdysozoa está la propia complejidad del proceso de la muda, que implica la expresión de muchos genes; en concreto la presencia de un tipo de genes hox que sólo se encontraría en Ecdysozoa (Garey, 2001). Las críticas respecto a la existencia del clado Ecdysozoa se centran en el uso de las secuencias de genes de Caenorhabditis elegans y otros nematodos rabdítidos (Zrzavy et al., 1998; Hausdorff, 2000). Si se utilizan secuencias de evolución rápida de nematodos en el alineamiento, éstos aparecen como base de los animales tripoblásticos; pero si se utilizan secuencias de evolución lenta de nematodos en el alineamiento, aparecen cerca de los artrópodos; y si se utilizan ambos tipos de secuencias, los resultados varían según la calidad del alineamiento (Garey, 2001). Una solución (Nei y Kumar, 2000) podría ser comparar las distancias evolutivas del grupo externo con cada taxón del grupo interno y determinar si esas distancias son estadísticamente iguales; el problema de esta solución reside en qué grupo externo se selecciona (Garey, 2001). En todo caso, la creación del clado Ecdysozoa permite interpretar algunos caracteres de forma más convincente, respecto a como se había hecho hasta ahora. Así, por ejemplo, explicaría la presencia en Tardigrada de una faringe suctora, muscular y trirradiada, cuyo diseño recuerda mucho a la de los artrópodos (Aguinaldo et al., 1998); también, permitiría explicar el pequeño tamaño de los tardígrados, no por un proceso de miniaturización, sino como una condición inicial del grupo (Schmidt-Rhaesa, 2001).
Relaciones filogenéticas dentro del filo Tardigrada
Las hipótesis filogenéticas actuales acerca de las relaciones internas en Tardigrada afirman que los representantes limnoterrestres de los heterotardígrados y los eutardígrados derivan de los heterotardígrados marinos primitivos (Renaud-Mornant, 1982; Bertolani et al., 1996). Algunos de los heterotardígrados marinos primitivos habrían abandonado este medio, probablemente durante el Paleozoico temprano (Kristensen, 1987), y colonizado tanto ambientes dulceacuícolas, como terrestres, dando origen a: i) nuevas familias de heterotardígrados (Carphaniidae, Oreellidae y Echiniscidae;Rebecchi et al., 2000b), ii) a los mesotardígrados y iii) a los eutardígrados (Rebecchi y Bertolani, 1994). Estos posibles cambios de hábitat no parecen haber alterado la organización general del cuerpo de los tardígrados, que se mantiene prácticamente igual en todos los grupos, ni los órganos internos [salvo la aparición de los túbulos de Malpighio, en mesotardígrados y eutardígrados, y de las glándulas excretoras, en un grupo de heterotardígrados terrestres, la familia Echiniscidae (Dewel et al., 1992; Rebecchi et al., 2000 b)], ni el tamaño corporal, ni el número de células, ni el tamaño pequeño del genoma o su uniforme conjunto de cromosomas (probablemente relacionado con la alta especialización del phylum, Garagna et al., 1996; Rebecchi et al., 2000b). Sin embargo, la forma del cuerpo es más variable en las especies marinas que en las limnoterrestres, dando lugar a una mayor diversidad entre los taxones marinos (Pilato, 1979). Los datos embriológicos, que son cuestionables (Marcus, 1929; Pollock, 1975; Nelson, 1982; Bertolani, 1989), y el registro fósil del Cretácico (Cooper, 1964) y del Cuaternario (Durante y Maucci, 1972) no ayudan a determinar las relaciones en las categorías taxonómicas problemáticas (Dewel y Dewel, 1997). A pesar de lo indicado en el párrafo anterior, la vida fuera del mar ha influido sobre las estrategias reproductoras de los tardígrados y ha generado los distintos tipos de criptobiosis (Crowe, 1975), lo que a su vez puede haber actuado sobre las distintas estrategias reproductoras. En los ambientes marinos, todos los tardígrados son anfimícticos, es decir, tienen verdadera reproducción sexual, con unión de dos gametos de dos progenitores distintos (Rebecchi et al., 2000b). El cambio del medio marino a otros medios con mayor inestabilidad, como los terrestres y los dulceacuícolas, debió provocar la aparición y difusión de la partenogénesis, aunque la anfimixis también se ha mantenido en estos ambientes, probablemente como reservorio o potenciadora devariabilidad genética (Rebecchi et al., 2000b). La evolución de la partenogénesis puede ser, por tanto, correlacionada con la evolución de la criptobiosis y la colonización de loshábitats terrestres (Pilato, 1979; Rebecchi y Bertolani, 1988; Bertolani et al., 1990; Wright et al., 1992; Bertolani, 2001). De esta manera, evitando los mecanismos anfimícticos, el individuo puede facilitar la colonización de un nuevo territorio. De hecho, hay varias familias de Eutardigrada que presentan morfoespecies con citotiposanfimícticos y partenogenéticos (Bertolani, 2001). En resumen, la presencia dedos sexos separados tiene la ventaja de garantizar la recombinación de genes y con ello la variabilidad genética, mientras que en la partenogénesis el sistema de propagación es más eficaz, aunque la variabilidad genética es escasa (Bertolani, 1987). El hermafroditismo, por otro lado, se considera derivado, ya que está prácticamente ausente en los tardígrados marinos, donde principalmente se produce anfimixis. De hecho, sólo se ha citado un caso (Kristensen, comunicación personal en Bertolani, 1987). Sin embargo, esta forma de reproducción está presente en casi todas las familias de eutardígrados y en diferentes hábitats: musgos, líquenes, hojarasca, césped y agua dulce (Bertolani, 1987).
Las dos grandes clases dentro del phylum, Heterotardigrada y Eutardigrada, están bien establecidas mediante caracteres morfológicos (Ramazzotti y Maucci, 1983; Nelson, 1991a; Kinchin, 1994). Los heterotardígrados incluyen especies marinas y limnoterrestres armadas y son considerados el grupo ancestral, con gran representación de caracteres plesiomorfos en las especies marinas (Garey et al., 1999), mientras que los eutardígrados, no armados, tienen representantes dulceacuícolas y terrestres, con algún taxón marino, probablemente adaptado de forma secundaria (por ejemplo, el género Halobiotus perteneciente a la familia Hypsibiidae). Sin embargo, hay caracteres que tradicionalmente se han usado para diferenciar ambas clases aún no siendo caracteres homólogos. Por ejemplo, los placoides (macroplacoides, microplacoides, apófisis) no parecen ser estructuras homólogas en una y otra clase, ya que su posición es distinta, su estructura anatómica y su ultraestructura son diferentes y, además, porque difieren en su función (Eibye-Jacobsen, 2001). En cualquier caso, habrá que esperar al estudio de estas estructuras en más especies, ya que el estudio de Eibye- acobsen generaliza a partir del análisis de, tan sólo, dos especies. Otro tipo de caracteres que se utiliza para comparar de la categoría taxonómica de phylum (en Tardigrada y en otros grupos animales) son las características del gameto masculino (Guidi y Rebecchi, 1996). Existe un elevado grado de especialización en los gametos masculinos de los eutardígrados (considerados derivados; Rebecchi, 2001): poseen espermatozoos con una cabeza que tiene una región helicoidal y una cola, con el ápice formado por un grupo de microtúbulos agrupados en un penacho (Guidi y Rebecchi, 1996) Por el contrario, los gametos masculinos de los heterotardígrados no tienen ni región helicoidal, ni penacho de microtúbulos (Kristensen 1979, 1987; Kristensen y Hallas, 1980). Las características morfológicas de los gametos masculinos también permiten diferenciar dos órdenes de Heterotardigrada, que representan dos tipos de morfología: la de las especies marinas (Arthrotardigrada) y la de las especies terrestres (Echiniscoidea) (Rebecchi, 2001). Sin embargo, la morfología de los gametos masculinos de Eutardigrada no se puede utilizar para diferenciar entre órdenes o familias, ya que presenta morfologías heterogéneas, que sí pueden servir para distinguir entre los géneros y dentro de ellos (Rebecchi et al., 2000b). Por otra parte, la morfología de los huevos es un carácter con valor taxonómico entre los géneros (Bertolani et al., 1996). Su evolución podría explicarse por dos sucesos. El primero sería la adquisición de ornamentación en la cáscara a partir de huevos lisos, probablemente cuando se colonizaron los medios limnoterrestres, aunque en este primer paso evolutivo los huevos se seguirían poniendo libres, no dentro de la exuvia. El segundo suceso evolutivo sería el uso de la exuvia para la ovoposición, posible (pero no obligatorio) sólo después de la sincronización de la maduración de los huevos y de la muda (Bertolani et al., 1996).
La filogenia dentro del phylum Tardigrada se ha estudiado sobre todo en los representantes marinos de Heterotardigrada, teniendo en cuenta caracteres como el tipo de sistema digestivo, de sistema nervioso, de sistema reproductivo y, en particular, de aparato locomotor (Kristensen y Higgins, 1984; Morone de Lucia et al., 1984; de Zio Grimaldi et al., 1987). Otros caracteres, como el tamaño del cuerpo, el número limitado de células, el número de patas, el número de ganglios ventrales y el tipo de aparato bucofaríngeo, son conservativos dentro de la clase y no ofrecen mucha información filogenética (Rebecchi et al., 2000b). Según estos estudios, Renaudarctidae sería un taxón ancestral, ya que preserva un gran número de caracteres plesiomórficos (Kinchin, 1995), como la ausencia de cirro medio y de dígitos en las patas (Renaud-Mornant, 1987). Kristensen, en su revisión de la familia Echiniscidae (1987), realizó una filogenia “manual” de los géneros de esta familia, basándose en caracteres morfológicos. Posteriormente, uno de sus colaboradores, Jøgensen (1999), realizaría el mismo análisis con el programa de inferencia filogenética, PAUP. Surgieron múltiples diferencias entre ambos estudios. Jøgensen (1999) concluyó: i) que los caracteres del aparato bucofaríngeo presentaban convergencias y múltiples reversiones dentro de Echiniscidae, lo que los invalidaba como caracteres útiles en el estudio filogenético, y ii) que losórganos sensoriales, aunque presentaban varias convergencias, aumentaban la resolución de la filogenia. Ambos trabajos (Kristensen, 1987; Jøgensen, 1999) determinaron como plesiomórficos los siguientes caracteres, al considerar la familia Oreellidae grupo externo de la familia Echiniscidae:
– Presencia de una única placa segmental no pareada.
– Placa intersegmental no dividida en cada segmento.
– Presencia de dos pares de placas ventrales en cada segmento del tronco.
– Cabeza dividida en dos partes, en un segmento grande localizado en la región anterior con clavae primarios y cirro A, y un segmento terminal más pequeño con los clavae secundarios, cirros internos y externos.
– Presencia de manchas oculares negras, cada una formada por un único gránulo ovoide.
– Cirros con forma de filamento en las posiciones B, C y E.
– Presencia de órganos sensoriales papilosos sólo en el primer y cuarto par de patas.
– Segmentos de las patas telescópicos, con cuatro uñas en los adultos que se insertan directamente en las patas.
– Uñas con ganchos basales secundarios en las uñas internas.
– Aparato bucofaríngeo corto y tubo bucal rígido.
– Estiletes y soporte de los estiletes grandes.
– Bulbo faríngeo trilobulado con placoides, que pierde el revestimiento cuticular externo.
– Presencia de un par de vesículas seminales complejas en las hembras.
Dentro de la clase Eutardigrada, Schuster et al. erigieron, en 1980, dos órdenes, aunque Pilato (1982) mostró su desacuerdo respecto a esta división y a los caracteres que utilizaron para ello. Uno de los órdenes, Apochela (apo: separadas; chela: uñas), está constituido por una sola familia, Milnesiidae, que presenta las ramas principal y secundaria de las diplouñas separadas. Este orden se considera el más primitivo dentro de Eutardigrada (Garey et al., 1999), aunque no existen análisis cladísticos que lo corroboren o refuten. La familia Milnesiidae está compuesta por 3 géneros:
– Milnesium, género cosmopolita (McInnes, 1994) que incluye 4 especies.
– Limmenius, género raro monotípico, que sólo se ha encontrado en NuevaZelanda (Horning et al, 1978) y en Australia (Garey et al., 1999).
– Milnesioides, un género también monotípico y australiano (Claxton, 1999).
El otro orden que crearon Schuster et al. (1980a) dentro de Eutardigrada, Parachela (para: cerca o junto a; chela: uñas), incluye a los tardígrados en los que las ramas principal y secundaria de las diplouñas están en contacto. Este orden incluye las familias más numerosas de Eutardigrada, Macrobiotidae e Hypsibiidae, así como otras familias menos comunes, como por ejemplo Calohypsibiidae y Necopinatidae (Kinchin, 1994). Finalmente, los caracteres que se utilizan para reconocer afinidades entre los géneros de las familias de Eutardigrada son las estructuras de las uñas y el aparato bucofaríngeo (Pilato, 1982). Se trata de estructuras relacionadas con dos funciones primordiales, el movimiento y la alimentación, aunque no parece existir una relación única entre el tipo de uña y el tipo de aparato bucofaríngeo (Pilato, 1969). Por ello, dependiendo de a qué estructura se le dé más importancia, varían las relaciones propuestas entre ciertos géneros. Por un lado, Schuster et al. (1980a) defienden que las características del aparato bucofaríngeo prevalecen sobre las de las uñas por la simplicidad que presentan éstas. Por otro lado, para Pilato (1982b) la información filogenética de una estructura no depende de su complejidad; de hecho, el aparato bucofaríngeo es una estructura que por su complejidad permitiría una gran variedad de formas, resultado de su radiación adaptativa, lo que podría dar lugar a fenómenos de convergencia, a diferencia de las uñas que se habrían modificado menos en el curso de la evolución.